Saber cuánto cuesta realmente criar cada uno de tus animales es fundamental para tomar buenas decisiones en tu explotación ganadera. Sin embargo, muchos ganaderos gestionan por intuición, sin calcular con precisión los costes reales. Esto puede llevar a vender por debajo del coste, asumir pérdidas sin saberlo o no identificar áreas de mejora.
Existen animales de granja que actualmente son adoptados para pertenecer a la familia, gracias a su dócil temperamento e inteligencia, como puede ser el caso del cerdo.
El cambio de estación con la llegada del frío y las lluvias no sólo afecta a las producciones vegetales, sino que también impacta el bienestar y la producción de los animales. El efecto más observable durante el invierno puede ser la falta o pérdida de calidad del alimento. Las bajas temperaturas más el nuevo horario suponen un trastorno en la vida y rutina de todos. Los animales, especialmente, los que viven al aire libre de forma parcial o total, sufren estas alteraciones y modificaciones en su comportamiento y metabolismo.
Las altas temperaturas afectan a la nutrición, fertilidad y bienestar de los animales. El estrés por calor produce un menor rendimiento en las explotaciones. Las pérdidas económicas causadas por el menor consumo de alimento pueden provocar hasta la muerte del animal.
La ganadería ha sido una actividad fundamental en la historia de España, con un legado arraigado en la cultura y la economía del país. Sin embargo, en las últimas décadas, hemos sido testigos de una notable transformación en la industria ganadera, por una creciente intensificación de la producción animal.
No existen guías con epígrafes que nos digan las claves idóneas para que la ganadería vaya bien. Si no que es la suma de muchas actuaciones, lo que hacen que las explotaciones ganaderas sean rentables. Una de ellas es marcar al ganado.